viernes, 18 de abril de 2008

Cita en Nighttown


La mirada singular de una mujer galante
que se dirige hacia nosotros como el rayo blanco
que la luna ondulante envía al lago estremecido,
cuando ella allí quiere bañar su belleza fascinante. Baudalaire. El vino del solitario
.

El húmedo reflejo de su mirada, una secreta herida que repite tentaciones que hicieron islas desiertas y ardientes a más de un cuerpo. Déjame beber las dulces gotas del rocio que humedece la rosa herida, circula en el árbol de mis venas, envenena mi lengua… Aparece un perro con plumas en la boca dando sacudidas, casi sofocado, me enseña el hocico lleno de carroña. Todo se desvanece de inmediato - una voz en el fondo de la oficina nos ordena: atiendan sus intereses señores!- con un fuerte chillido de hiena el jefe moviliza cientos de golpeteos sobre las máquinas de escribir, hasta quedar diluida su voz en el ruido del trabajo. Aquella rata halada no logra dominar todos los pensamientos, pero los dominan la operación incesante de las ocupaciones.

Por la noche, en una extensión de avenidas pixeladas, llenas de señales y direcciones, fui a alcanzar a mis compañeros que se dirigían por los puteros. En el camino tropecé con un hombre que se calentaba la cabeza prendiendo fuego a la basura de la imprenta, movió sus carnes de chivo y –me dijo algo excitado –si hay algo que ya no use, yo le podría sacar algún provecho- insistió varias veces hasta molestarme, camine de prisa y logré perderme en el frenesí violento de unos loros que habían dejado escapar cerca del mercado, entonces me olvide del viejo pirómano y seguí buscando a Bella Cohen, la mujer que ahora hospedaba a mis compañeros.

“Serpientes de niebla de río se deslizan lentamente. De sumideros, grietas, pozos negros, montones de basura, se elevan por todas partes humos perezosos. Un fulgor relampaguea al sur más allá de la desembocadura del río.” J. Joyce Ulises

Aquel lugar, parecía poblado de criaturas sin sentimientos, mudaban sus carnes, hechizados por sus instintos como serpientes. Me apresure tomando un atajo, logre pasar de largo como un sordo frente a la música que retorcía las cabezas de elefante en el kiosco. Cientos de animales emplumados, rastreros, lúbricos, dentados y escamosos danzaban como hechizados. Al final termine exhausto de regreso a casa, llevaba encima la piel de un camaleón; deje diluir un par de sueños bajo sus colores hasta el día siguiente y sin saber como le habia traido simplemente la guarde en el closet para alguna buena ocasión.



Referencias:
Joyce. Ulises
Adorno Dilectica de la ilustración
Ilustración: Sin titulo, propia

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tiene algunos problemas de redacción, algunas partes no se entienden y otras de plano ni como ayudarle. Un poco de fluidez hombre! vamos animese, se ve que tiene mucho que decir... Le sugiero borrar sus "referencias", al fin y al cabo quien diablos es original en sus escritos no?. Sus dibujitos me gustan pero trabajelos un poco más, carajo no sea flojo. Perdón por las licencias, pero sino como chingados se lo hago saber...

kalamar sin culpa dijo...

no te preocupes,tus dibujos estan chidos,pero me gustaria que publicaras un blog de cine arte nadie mejor para el tema.