domingo, 26 de febrero de 2012

En aquella época, cuando rodaron cabezas por las calles, los bares comenzarón a cerrar y la gente tuvo que irse a las orillas, comenzarón a reunirse en sitios asquerosos. No había manera de llegar y haberselas con alguien, todo estaba absolutamente controlado y vigilado. Entoncés,comenzé a pasar la mayor parte del día en hoteles haciendo pequeñas fiestas privadas. Todo termino un día cuando alguién decidio no más fiestas, nos tuvierón un par de días en la delegación, fuimos saliendo uno a uno, pero no hubo quién se animara a volver. Al cabo de dos semanas estaba absolutamente desesperado, fue cuando uí hacia los sitios más oscuros, periqueras y bares de cargadores. Había un poco de aire fresco, pero las cosas seguían mal, sólo daba trotes en circulo a una tumba segura...

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